domingo, 1 de mayo de 2011

Capítulo 8

Era 20 de Octubre, lo cual  me indicaba que se cumplían ocho meses de haber rechazado a Alexander.
Muchos de mis amigos piensan que me va bien y que a través de los meses me enamore de Santiago ya que me la paso con el para arriba y para abajo, él se ha vuelto nada mas que un muy buen amigo.
Estaba acostada en la cama pensando en lo curioso que era la vida, cuando entro mi padre a mi habitación y me pregunto:
-¿Bajaras a desayunar mi princesita?
Me causo alegría que me dijera así, hace mucho tiempo que no lo hacia. Desde que lo mío con Alexander termino las cosas no han sido del todo fáciles, lo más difícil que me ha tocado hacer es olvidarlo, se me ha hecho imposible y eterno.
-Voy enseguida papi. Conteste.
Me senté, y me coloque mis pantuflas blancas, me mire al espejo que esta en mi peinadora, tome el cepillo y me hice un colita de caballo.
Al bajar las escalera, la mesa estaba servida, tenia los manteles y una vela aromática, parecía ser una ocasión ‘‘especial’’.
Mi padre estaba sentado con una tasa de café, y mi madre estaba trayendo los waffles que había cocinado a la mesa. Me coloco dos en el plato y yo les eche un poco de jalea.
Mi madre se unió a nosotros en el desayuno y me pregunto:
-¿Qué harás hoy?
-Tengo ganas de caminar por la playa del faro. Conteste.
-Hace mucho tiempo que no vas allí, ¿Por qué se te ocurrió ir? Pregunto padre.
-Por esa misma razón, tengo mucho tiempo sin ir, de seguro el faro me extraña. Respondí.
Mis padres se rieron unos segundos, después se detuvieron y mi madre dijo:
-Bueno Andreina hay algo que te queríamos comentar desde hace un tiempo. Estaba hablando con mi amiga Sofía sobre tus quinceaños, ella me dijo que seria un honor ayudarnos con los preparativos y con conseguir el lugar, me dijo que el 15 de Agosto el Sweet Locky estaba disponible, ¿estas dispuesta a hacer una fiesta?
No soy de las personas que le gusta celebrar su cumpleaños a lo grande, soy como a mi mejor amigo Sebastian le gusta que sea ‘‘sencilla’’.
-Lo dudo mucho. Conteste.
-Como sabia que dirías eso y te conozco más que tu madre, busque otra opción. Dijo padre poniendo su tasa de café a un lado.
-¿Y esa opción seria? Pregunte.
-Un crucero de quinceañeras, este va por toda Europa. Contesto.
No me parecía mala forma de celebrar mi cumpleaños, después de todo eran mis 15 años. Me encanta la idea de conocer lugares nuevos pero lo que no me gustaba era que iría sin conocer a nadie.
Quede pensativa por varios segundos y dije:
-Lo pensare.
La cara de madre estaba un poco rara, ya que había rechazado su oferta, el ambiente se puso algo incomodo así que tome mi plato y le di un beso en la mejilla, subí hacia mi habitación, encendí el televisor y estaban dando ‘‘Marley y yo’’ mi película favorita, mientras la observaba comía de mis deliciosos waffles.
Al terminar seque mis lágrimas; he visto la película mas de diez veces y aunque me se el final siempre termino llorando. Me levante y baje el plato a la cocina, lo fregué y luego fui al baño para ducharme, esta vez el agua estaba algo fría, como no me gustaba la sensación de el agua tan helada pasando por mi piel me bañe deprisa.
Salí y me pare al frente del closet, ya no saber que ponerme se estaba haciendo una costumbre. Luego de 7 minutos desordenando la ropa encontré algo que me gustaba como quedaba; un short, una camisa de rayas blancas con grises, algo grande que caía de lado, y unas sandalias.
Me dirigí hacia el dormitorio de mis padres pero estaban durmiendo, como no quería despertarlos baje y agarre un papel junto a un lápiz, les deje una nota que decía: ‘‘Estaban durmiendo y no quería despertarlos, fui al faro. Los amo, regreso antes de las 9 de la noche’’.
Tome un taxi, y le dije que iría a la playa del faro. Esta no es donde las personas se bañan, era donde los cruceros estacionaban, pero después de un tiempo lo suspendieron y fue abandonado, antes acostumbraba venir muy seguido para olvidarme de todos mis problemas y subía hasta la punta del faro, la vista hacia el océano era hermosa, era un lugar relajante, ese era un lugar ‘‘Andreina’’.
Después de 53 minutos de un viaje con algo de tráfico, al fin llegue. Me baje del taxi y me quite las sandalias para así poder caminar por la arena, estaba algo caliente pero la sensación el los pies era divina.
Para llegar al faro es algo complicado y cansa mucho.
Estaba realmente agotada y me senté en la orilla de la playa, veía el reflejo del sol en el mar, escuchaba como las olas caían, no había un momento más perfecto que este.
Han pasado 2 horas y sigo viendo el mismo paisaje, sencillamente no me canso. Me puse de pie y me prepare para la gran subida del faro.
Las escaleras parecían ser eternas, pero luego de 8 minutos al fin llegue al pico.
Cerré la puerta y camine hacia la ventana, cuando sentí escuchar una voz decir:
-Eres aun más bonita de cerca.
Me asuste y grite fuertemente, al voltear era un muchacho algo alto, de piel morena, con el cabello negro al igual que sus ojos, llevaba brakets de color rojo en la dentadura de arriba pero no en los de abajo, no se de donde se me hacia conocido, pero yo a ese chico lo había visto en algún lugar.
-¿Disculpa? Pregunte.
-Llevo un largo rato aquí arriba, estaba viendo el paisaje cuando te vi sentada en la arena, pensé que nunca subirías. Contesto.
Me incomodaba un poco su atrevimiento, y el lugar no es lo mismo cuando hay dos personas, no puedo pensar o desahogarme.
-Creo que debería volver otro día. Le dije.
-¡NO! Exclamo.
¿Tanto interés tenia este chico por que me quedara, que hasta me grito?
-Disculpa no lo quería decir de ese modo. Me refiero, ¿hiciste un largo viaje para irte al instante? Quédate un rato más. Dijo poniendo su labio inferior de un lado, y dándome una mirada algo matadora.
-Me quedo solo si te callas y me dejas disfrutar como si estuviese sola. Conteste.
Extendió su brazo queriendo decir ‘‘trato echo’’ yo la tome, luego me soltó y se sentó en una esquina en el suelo con su blackberry, yo le di la espalda y solo miraba hacia al mar.
Tenía muchas ganas de derramar algunas lágrimas pero no quería armar una escena, así que solo aguante mis ganas.
Luego de algunos minutos empecé a oler un desagradable olor, al voltear vi al chico con un cigarrillo en la mano y soltando el humo por la boca.
-¿Sabes que eso te hace daño? Pregunte.
-No me importa. Contesto.
-Bueno lo pondré de este modo, no lo digo por ti, tu no me importas total eres tu el que se esta dañando los pulmones, lo digo por mi, no me agrada ese olor y me hace mal. Le dije.
Apago el cigarrillo y me pregunto:
-¿Cómo te llamas? Yo me llamo Andrés.
Mostrándole una sonrisa picara le dije:
-Lo siento, no le digo mi nombre a desconocidos.
-Bueno, persona de hermosos ojos ¿te han dicho que eres odiosa? Pregunto.
-No, eres el primero. Conteste.
Hizo un suspiro, me guiño el ojo y me demostró una sonrisa. Yo me senté en el suelo totalmente alejado de el.
Andrés no me quitaba la mirada de encima, pasaron varios minutos de silencio, hasta que lo rompió y me dijo:
-Ya te sabes mi nombre, tengo 16 años, desde hace dos meses que empecé a venir a este faro, y lo que me esta pasando por la mente en este mismo instante es ¡ESTA CHICA ES REALMENTE HERMOSA!
-No te pregunte nada de eso. Le dije tomando mi teléfono.
-Lo se. Contesto.
-¿Entonces por que me lo acabas de decir? Pregunte.
-Porque en tu mirada puedo ver que me quieres conocer, y que hace algunos minutos estabas totalmente alejada de mi y aunque no lo creas te has acercado. Respondió.
-Eso es mentira. Le conteste.
-Antes estabas debajo de la ventana al lado de esa roca, ahora estas del lado del salvavidas. Dijo dándome una mirada algo sarcástica.
-Andrés ¿esto realmente te funciona con las chicas? Sabes no soy tonta, del lado derecho tengo la roca y del lado izquierdo tengo el salvavidas. Respondí.
Nuestros temas de conversaciones se podría decir que eran algo ‘‘estupidas’’.
-¿Qué odias? Pregunto.
-Que las películas de terror, cuando esta por pasar algo sea en lo oscuro y que tenga ese tono de siempre, ¿y tu? Conteste.
-Yo odio que por mas preguntas que te allá echo no logro conocerte bien. Respondió.
-Gou, estas muy inspirado tu ¿no? Pregunte.
Mediante las horas, mi puesto de sentar era cada vez más cerca de Andrés, hasta que llego el momento del que ya estaba sentada a su lado, el me rodeo con sus brazos, yo no hacia lo mismo solo me recosté sobre su pecho.
-Me llamo Andreina. Le dije juntando mi labio de una manera provocativa y mirándolo hacia arriba.
El bajo su rostro, y me miraba fijamente con esa mirada que se puede decir que era algo matadora, los dos sabíamos lo que sucedería pero no quien haría el atrevimiento.